domingo, 8 de abril de 2007
jueves, 5 de abril de 2007
Innaugurando secciones: "Frases célibes I"
Dicho por Nicolás Jim Martinelli (poeta, astrólogo):
"¿Vos qué te pensás, que los griegos estaban mirando 'El Gran Hermano'?"
"¿Vos qué te pensás, que los griegos estaban mirando 'El Gran Hermano'?"
lunes, 2 de abril de 2007
El cultito
El primer capítulo de mi primera novela está, desde hace unos minutos, publicado en internet. El cultito, que es el nombre del engendro, será publicado semanalmente, y espera con fervor vuestras visitas y comentarios.
http://el-cultito.blogspot.com/
http://el-cultito.blogspot.com/
domingo, 1 de abril de 2007
domingo, 25 de marzo de 2007
La Salamanca
Sin muchas bullas ni alharacas, acaba de abrirse un nuevo blog literario -como si hubiera pocos- donde cuatro bloggers, entre los que me cuento, intentaremos desarrollar un proyecto colectivo. Ya hay publicados una suerte de manifiesto y un escatológico texto de este servidor vuestro. El link La Salamanca en LA VUELTA COMPLETA es el camino para que colaboren con este incipiente proyecto, ávido de visitas, comentarios y críticas.
viernes, 23 de marzo de 2007
Roger Omar

No sé quién es, ni cómo hace su trabajo. Sólo sé que un hombre recaba los sueños que niños sueñan y relatan, y luego hace que dibujantes de todo el mundo los representen. A mí me gustan mucho. Si no entraron por el link Sueños Ilustrados, si así lo desean, pasen por aquí.
jueves, 15 de marzo de 2007
James Jean

Una oportunidad para mostrar por qué quería saber el nombre de este muchacho norteamericano. Es tan talentoso como ilustrador que quita el aliento, y no contento con ello, además sus trabajos denotan una sensibilidad poética, muchas veces inclinada al humor negro o al puro surrealismo, que no es nada común en este empobrecido mundo. Su página oficial, aquí.
(Y a Gustavo, que se hizo acreedor al premio, por favor, pasar a cobrarlo por ventanilla)
sábado, 10 de marzo de 2007
Recomendado
Mis entradas ralean porque estoy con algo en el horno; ya sabrán más de ello. Mientras tanto, pásense a leer este inquietante relato de Luciano Lamberti.
jueves, 8 de marzo de 2007
Todo concluye al fin
Soledad, llovizna y frío, un día/puesta-en-escena hecho para informar que el Johnny Walker se terminó (el impersonal hace parecer que yo no tuve nada que ver, pero sí) y dejó en su lugar a un tal Smuggler. Algo así como que se vaya Shakespeare y aparezca Chespirito. Como el premio se volatilizó, el concurso queda desierto. Muchas gracias.
jueves, 1 de marzo de 2007
Olvidadizo

Por favor, ayúdenme a recordar el nombre del talentosísimo autor de éste y otros inquietantes trabajos. Hace días que no duermo intentando traer su nombre del pozo ciego de mi memoria. Comparto la botella de Juancito Caminador de 12 años que me acaban de regalar con el que me pase este dato crucial.
martes, 20 de febrero de 2007
Anquincila
Hay un mundo de espinas, sol y roca
y arroyos que susurran al humano
lo mezquino del mundo ciudadano
que no sacia, aunque llene la boca.
En ese mundo la cigarra toca
su chirrido, adjetivo del verano;
los cebiles arañan el arcano
del cielo, donde todo desemboca.
Los parches estremecen al varano
que bajo peña sus escamas troca,
si en el coleto se vertió la loca
cordura del sampedro soberano:
cuando su elixir la Unidad invoca
los dos mundos por poco no se tocan.
y arroyos que susurran al humano
lo mezquino del mundo ciudadano
que no sacia, aunque llene la boca.
En ese mundo la cigarra toca
su chirrido, adjetivo del verano;
los cebiles arañan el arcano
del cielo, donde todo desemboca.
Los parches estremecen al varano
que bajo peña sus escamas troca,
si en el coleto se vertió la loca
cordura del sampedro soberano:
cuando su elixir la Unidad invoca
los dos mundos por poco no se tocan.
domingo, 21 de enero de 2007
martes, 16 de enero de 2007
Galileo

Hoy me emocioné escuchando esta canción de Alberto Muñoz. Me transmitió la amargura de Galileo, alimentada de la crueldad de sus contemporáneos, de la indiferencia de los "sabios" de la academia, de la frivolidad de los legos; todos ellos impedidos de vislumbrar los nuevos mundos del pensamiento de que él les mostraba la puerta. Y -con un escalofrío- me recordé que ese estado de cosas no ha sido desterrado al pasado de la historia, que en muchos lugares ciertos saberes son aún más demoníacos, que en los entornos que frecuentamos, en cualquier momento pueden nacer nuevas inquisiciones, y que en cualquier sitio se puede estar muy, pero muy solo.
EL HOMBRE QUE ACERCABA EL CIELO
Galileo acercaba el cielo
y los no creyentes lo ponían lejos
Galileo acercaba el cielo
y los no creyentes lo ponían lejos
con una lente holandés
pudo ver todo al revés
La luna no era luna
que el sol era un sol feo
manchado y egocéntrico
capaz de hacer girar
todo alrededor de él
¡No, Galileo!¡No, Galileo!
¡No mientas Galileo!
¡Son sólo tus deseos!
Además...
¿A quién le vas a rezar?
¿A quién le vas a rezar?
El sistema de Ptolomeo
sabe más que el de Galileo
El sistema de Ptolomeo
sabe más que el de Galileo
Además...
¿A quién le vamos a rezar?
¿A quién le vamos a rezar?
La gente se atropellaba
por las calles de la vieja Padua
mirando por el lente raro
a las mujeres
que se estaban desnudando
Con una lente holandés
pudieron ver todo al revés
Ni niñas ni mujeres atrevidas
eran hombres
Con una lente holandés
pudieron ver todo al revés
Ni niñas ni mujeres atrevidas
eran hombres
preparando las hogueras
en nombre de la Tierra
y de las Santas Ideas
¡No, Galileo!¡No, Galileo!
¡No mientas, Galileo!
¡Son sólo tus deseos!
Además...
¡Anda a contarle al obispo
lo que en el cielo tú has visto!
¡Anda a cantarle al obispo
lo que en el cielo tú has visto!
Galileo fue llamado
por el Santo Oficio congregado
la ciencia y el cielo en camas separadas
la verdad siempre ha sido soltera
Y nos mira con cariño
como una madre a su niño
Y nos mira con cariño
como la madre a su niño
Mientras tanto todo el vecindario
seguía mirando por el lente raro
descubriendo satélites de Júpiter
anillos de Saturno y la Vía Láctea
en nombre de la Tierra
y de las Santas Ideas
¡No, Galileo!¡No, Galileo!
¡No mientas, Galileo!
¡Son sólo tus deseos!
Además...
¡Anda a contarle al obispo
lo que en el cielo tú has visto!
¡Anda a cantarle al obispo
lo que en el cielo tú has visto!
Galileo fue llamado
por el Santo Oficio congregado
la ciencia y el cielo en camas separadas
la verdad siempre ha sido soltera
Y nos mira con cariño
como una madre a su niño
Y nos mira con cariño
como la madre a su niño
Mientras tanto todo el vecindario
seguía mirando por el lente raro
descubriendo satélites de Júpiter
anillos de Saturno y la Vía Láctea
con una lente holandés
pudieron ver tal como es
La ceguera la llevaba el Santo Oficio
pero fué Galileo y reintegró la vista
el hombre que agrandaba el cielo
fue reducido por un carcelero
¡No, Galileo!¡No, Galileo!
¡No mientas Galileo!
Hoy, 22 de junio de 1633, Galileo Galilei abjurará públicamente de sus errores, porque tanto él como Copérnico, y como todos aquellos que han instalado en el cielo un sistema de... (sigue en una especie de alemán).
Kepler, mi querido Kepler, cómo me gustaría tenerlo aquí junto a mí para poder reírnos juntos, aquí en Padua está el más importante filósofo, al que le he pedido repetidas veces que venga a ver el cielo con mi lente, pero se niega, se niega, obstinadamente se niega.
El gran pez americano, Melopea, 1987
miércoles, 10 de enero de 2007
Menos a plomo
En una de ésas no vale mucho la pena, pero quería mostrar el diseño verdadero de este poema, posteado con anterioridad. Fue craneado como "poema concreto" antes de ser escrito, de manera que sentía que no se le estaba haciendo justicia a un aspecto suyo que -a despecho de la calidad de la obra- es fundamental. Como sea, ahí está:


Traducciones
"...ya dejé de traducir de otras lenguas, ahora miro pasar los trabas que brotan a rolete acá donde yo vivo, ellos son traducciones de la carne, que quedan horrendos igual que los millones de poemas mal traducidos que existen en el mundo".
(Daniel Durand, poeta estrevistado por el señor de abajo)
(Daniel Durand, poeta estrevistado por el señor de abajo)
sábado, 6 de enero de 2007
Tres sonetos alejandrinos
Les prometo que en una próxima entrada postearé algo de José Reigadas Tarnós, de quien aprendí lo que era la poesía didascálica. Por ahora, un experimento demasiado ambicioso, creo, para mi capacidad, pero un desafío imposible de evitar para mi lado petulante.
ARQUETIPOS
I
Quizás en un estado alterado de conciencia,
en un negro letargo, subterráneo nepente
-¿amanita muscaria o el vino de Occidente?-,
fue posible que el Griego batiera su sapiencia
dentro de un nuevo molde: intuyó las esencias
que brindan a este mundo sustrato permanente;
desde el fondo del sueño, eternas y silentes
las Ideas se mostraron, sin velos, a su ciencia.
"Las cosas y las cosas que forman otras cosas"
dijo, "son como sombras que proyecta una estatua:
lo real e inmutable, la verdad minuciosa
se ordena en ese mundo Ideal, nunca en la fatua
y efímera mentira del nuestro: mariposa
que en la misma jornada nace, crece y se infatua".
II
La cinta indivisible que las transformaciones
revelan como el flujo inefable de las horas,
fundando y destruyendo imperios y naciones
con su infalible arma, la lanza del Ahora,
En la tierra de Escoto, en las estribaciones
del siglo largo, hace surgir la pensadora
testa de d'Arcy Thompson, el padre de nociones
que demuestran sin tacha: "Lo virtual colabora
en la hechura del mundo". Ve que en mil situaciones
el Número diseña la forma de la flora
y la fauna; descubre que en sus evoluciones
un patrón determina la fuerza creadora
de la Vida, cantante que guía sus canciones
con una matemática batuta directora.
III
Cual el gobi, que en lodo primordial sumergido
mira al cielo, anhelante, con míope deseo,
yo, que estoy bien abajo, me esfuerzo y cogoteo
las cimas que d'Arcy y el Griego han merecido;
y entre sus vastas frentes gloriosas entreveo
el puente que a sus ciencias les tiende el parecido:
en Platón, un trasmundo contiene un Coliseo
indestructible, etéreo, del que emana el sentido
del que en Roma se cae como en un lloriqueo;
para Thompson, la grilla es andamiaje regido
por inmutables leyes que no tienen recreo
en su rol, que el Río tenga el cauce sugerido
que eternamente sigue, como al hado Teseo
que -tras el hilo- cree que es él que ha decidido.
ARQUETIPOS
I
Quizás en un estado alterado de conciencia,
en un negro letargo, subterráneo nepente
-¿amanita muscaria o el vino de Occidente?-,
fue posible que el Griego batiera su sapiencia
dentro de un nuevo molde: intuyó las esencias
que brindan a este mundo sustrato permanente;
desde el fondo del sueño, eternas y silentes
las Ideas se mostraron, sin velos, a su ciencia.
"Las cosas y las cosas que forman otras cosas"
dijo, "son como sombras que proyecta una estatua:
lo real e inmutable, la verdad minuciosa
se ordena en ese mundo Ideal, nunca en la fatua
y efímera mentira del nuestro: mariposa
que en la misma jornada nace, crece y se infatua".
II
La cinta indivisible que las transformaciones
revelan como el flujo inefable de las horas,
fundando y destruyendo imperios y naciones
con su infalible arma, la lanza del Ahora,
En la tierra de Escoto, en las estribaciones
del siglo largo, hace surgir la pensadora
testa de d'Arcy Thompson, el padre de nociones
que demuestran sin tacha: "Lo virtual colabora
en la hechura del mundo". Ve que en mil situaciones
el Número diseña la forma de la flora
y la fauna; descubre que en sus evoluciones
un patrón determina la fuerza creadora
de la Vida, cantante que guía sus canciones
con una matemática batuta directora.
III
Cual el gobi, que en lodo primordial sumergido
mira al cielo, anhelante, con míope deseo,
yo, que estoy bien abajo, me esfuerzo y cogoteo
las cimas que d'Arcy y el Griego han merecido;
y entre sus vastas frentes gloriosas entreveo
el puente que a sus ciencias les tiende el parecido:
en Platón, un trasmundo contiene un Coliseo
indestructible, etéreo, del que emana el sentido
del que en Roma se cae como en un lloriqueo;
para Thompson, la grilla es andamiaje regido
por inmutables leyes que no tienen recreo
en su rol, que el Río tenga el cauce sugerido
que eternamente sigue, como al hado Teseo
que -tras el hilo- cree que es él que ha decidido.
lunes, 1 de enero de 2007
Wilcock II
Inquietantes resonancias de un texto de Juan Rodolfo Wilcock de 1960 con el tratamiento del reciente asesinato de Nora Dalmasso, en Río Cuarto (la tierra de Juan Filloy), Córdoba:
Periodismo romano
Los diarios romanos dan cuenta del desarrollo de la investigación hecha en relación con la muerte de una rica señora.
Como "el asesinato ha tenido lugar en un ambiente de personas sin tacha", después de haber nombrado a los protagonistas del hecho, el diario declara: "El nombre del asesino no está incluido entre los que hemos nombrado" (algunos días después se descubre que era justamente uno de ellos). Una vez eliminados los sospechosos, queda el problema de llenar de alguna manera el espacio: para esto sirven las hipótesis contradictorias. Efectivamente, en la misma edición leemos: "Muy probablemente no nos encontramos ante un homicidio voluntario, sino ante uno no premeditado; el asesino habría llevado a cabo su horrendo delito en un imprevisto rapto de ira", y más abajo: "Debemos repetir una vez más que el homicida ha actuado con tal metódica premeditación y con tan perfecto cálculo como para desalentar al más astuto de los investigadores". Aunque haya salido a la luz "un nuevo e importantísimo elemento que podría también ser definitivo... por respeto a la ética profesional y por deber cívico no podemos revelarlo". Mientras tanto, el público podrá gozar esta delicada descripción de la víctima: "El cuerpo de la mujer, vestido de seda negra con pequeñas flores amarillas y rojas y hojas verdes desdibujadas, yacía detrás de una ventana vidriada en un ataúd de caoba, revestido con un acolchado de satén bermellón, con un festón de rosas talladas por afuera e interiormente forrado de cinc".
Efectivamente, "su cadáver ha dicho todo lo que un cadáver puede decir; la mujer murió asesinada así como se muere por un mal natural repentino: cuando sintió la presión en el cuello comprendió que, irreparablemente, era el final". Además de las revelaciones que se obtuvieron de este modo a través de la contemplación de la difunta, lo que interesa saber es qué come el viudo: "A mediodía, después de diecinueve horas de interrogatorio, le llevaron del restaurante de Piazza Nicostra una sopa, dos huevos con ostras y un cuarto de vino. Después ha solicitado un café y diarios, en los que ha leído con vivo interés los resultados de la investigación".
(De Hechos inquietantes, Editorial Sudamericana, 1998)
Periodismo romano
Los diarios romanos dan cuenta del desarrollo de la investigación hecha en relación con la muerte de una rica señora.
Como "el asesinato ha tenido lugar en un ambiente de personas sin tacha", después de haber nombrado a los protagonistas del hecho, el diario declara: "El nombre del asesino no está incluido entre los que hemos nombrado" (algunos días después se descubre que era justamente uno de ellos). Una vez eliminados los sospechosos, queda el problema de llenar de alguna manera el espacio: para esto sirven las hipótesis contradictorias. Efectivamente, en la misma edición leemos: "Muy probablemente no nos encontramos ante un homicidio voluntario, sino ante uno no premeditado; el asesino habría llevado a cabo su horrendo delito en un imprevisto rapto de ira", y más abajo: "Debemos repetir una vez más que el homicida ha actuado con tal metódica premeditación y con tan perfecto cálculo como para desalentar al más astuto de los investigadores". Aunque haya salido a la luz "un nuevo e importantísimo elemento que podría también ser definitivo... por respeto a la ética profesional y por deber cívico no podemos revelarlo". Mientras tanto, el público podrá gozar esta delicada descripción de la víctima: "El cuerpo de la mujer, vestido de seda negra con pequeñas flores amarillas y rojas y hojas verdes desdibujadas, yacía detrás de una ventana vidriada en un ataúd de caoba, revestido con un acolchado de satén bermellón, con un festón de rosas talladas por afuera e interiormente forrado de cinc".
Efectivamente, "su cadáver ha dicho todo lo que un cadáver puede decir; la mujer murió asesinada así como se muere por un mal natural repentino: cuando sintió la presión en el cuello comprendió que, irreparablemente, era el final". Además de las revelaciones que se obtuvieron de este modo a través de la contemplación de la difunta, lo que interesa saber es qué come el viudo: "A mediodía, después de diecinueve horas de interrogatorio, le llevaron del restaurante de Piazza Nicostra una sopa, dos huevos con ostras y un cuarto de vino. Después ha solicitado un café y diarios, en los que ha leído con vivo interés los resultados de la investigación".
(De Hechos inquietantes, Editorial Sudamericana, 1998)
sábado, 30 de diciembre de 2006
Cab Calloway - Cab Calloway's Hi-De-Ho (1934)
Aunque Cab Calloway no precisa excusas para ser recomendado, me acordé de él y me pareció la música que le cabe a los cuadros de Louis Lozowick, pintor que conocí en un blog amigo: http://laserpienteinfinita.blogspot.com/2006/12/el-art-dec-o-la-elegancia-de-las-lneas_26.html
viernes, 29 de diciembre de 2006
Wilcock

Hay apellidos que son marca registrada; no precisan de apéndices-nombres de pila para ser relacionados sin error con una sola persona. Según mi opinión, Juan Rodolfo Wilcock es un representante de esos casos, junto con (no esperen muchos ejemplos) Borges, Hitler o Einstein. Algunos de sus relatos han sido ampliamente difundidos merced a exitosas antologías, como Los donguis, en la archiconocida Antología de la literatura fantástica de Borges, Bioy y Ocampo. Otras producciones suyas son menos conocidas, como La boda de Hitler y María Antonieta en el Infierno (en colaboración con Francesco Fantasia) y el libro que he de citar, Hechos inquietantes. La mente de este hombre ya muerto me ha fascinado desde que me dieron a leer uno de sus perfectos relatos breves, El caos. La perfección, la erudición y un nihilismo sin alharacas conviven con una de las miradas más auténticamente poéticas que conozco. Pero dejemos que el propio texto, etcétera:
Patología del aburrimiento
Para estudiar de manera sistemática la patología del aburrimiento, un grupo de científicos ha llevado a cabo una serie de experimentos sobre el comportamiento del ser humano en un ambiente en el cual no sucede absolutamente nada. Los sujetos eran estudiantes universitarios que recibían un pago a cambio de sus prestaciones. Debían permanecer acostados en una cama confortable veinticuatro horas por día. Sus únicas distracciones eran las comida, que por lo general consumían sentados en la cama, y las regulares idas al baño. Todos llevaban en los ojos unas viseras de plástico, que si bien dejaban pasar la luz impedían al sujeto una visión clara de las cosas. Guantes de algodón y dedales de cartón que cubrían sus dedos reducían prácticamente a cero las posibilidades de impresiones táctiles. Además del continuo y monótono ronquido del acondicionador de aire, una almohada de goma en forma de U que envolvía la cabeza evitaba cualquier percepción auditiva.
Los sujetos por lo general entraban en el cuarto con la intención de aprovechar el tiempo perdido pensando en las obligaciones escolásticas: repasar las lecciones, preparar una tesis o una conferencia. Pero todos descubrían con estupor que en esas condiciones no podían pensar claramente en nada, y que sus actividades mentales parecían haberse detenido completamente.
Salidos del cuarto de aislamiento, los jóvenes se sentían más predispuestos que antes a creer en la existencia de los fenómenos sobrenaturales. Algunos declararon que, una vez que habían vuelto al mundo normal, no conseguían liberarse de la impresión de que en un determinado momento se habían encontrado con un fantasma.
Al comienzo del experimento los sujetos trataban de pensar en sus problemas personales, en sus estudios, o bien en el experimento mismo. Después comenzaban a recordar su pasado, la familia, los amigos. Para pasar el tiempo algunos trataban de recordar las escenas y diálogos de alguna película; otros imaginaban que viajaban de un lugar conocido a otro, y se divertían recreando los detalles del viaje; otros contaban hasta un millón. Después de lo cual llegaban a un estado en el que la concentración se volvía imposible; entonces los sujetos se contentaban con "dejar vagar al pensamiento". Muchos se lamentaban de haber agotado todos los argumentos de meditación posibles: "Se me acabaron los pensamientos"; "No consigo imaginar un tema que ya no haya pensado y vuelto a pensar".
Por otro lado, a medida que pasaba el tiempo, los sujetos se volvían cada vez más irritables y trataban de expresar activamente su irritación, o bien se divertían con alguna puerilidad; después muchos confesaron haber perdido el sentido de la proporción. Pero el síntoma más grave era éste: después de un largo período de aislamiento comenzaban a percibir "imágenes". Uno veía continuamente una roca junto a un árbol; otro veía niños, todo el tiempo, y no conseguía alejarlos. Lo cual demuestra que el aislamiento puede producir alucinaciones.
Estos fenómenos visuales son bastante parecidos a los producidos por la mezcalina. Los sujetos comienzan a ver puntitos de luz, líneas o bien figuras geométricas simples. Después las visiones se complican, se vuelven dibujos, como los de un empapelado, o figuras complejas, por ejemplo "filas de hombrecitos amarillos con la boca abierta y un sombrero en la cabeza". Finalmente escenas completas; por ejemplo una procesión de juguetes, cada uno con una bolsa en la espalda, que atraviesan "con un fin determinado" el campo visual; animales prehistóricos que caminan por la jungla, procesiones de anteojos que caminan por la calle. Estas imágenes a menudo se ven deformadas, y los sujetos las esperan con ansia, como una verdadera diversión, deseosos de saber "qué sucederá". Después de un poco, sin embargo, las visiones se vuelven alarmantes e incluso impiden completamente dormir.
Ninguno conseguía controlar sus propias alucinaciones. Uno veía sólo perros, otros anteojos de distinto tipo, etcétera. Estas alucinaciones no eran solamente visuales: a veces los sujetos oían hablar; uno de los jóvenes oía el sonido de un fonógrafo. Otro dijo haber visto al sol saliendo detrás de una iglesia mientras un coro cantaba "en perfecto estilo estereofónico". Tampoco faltaban las sensaciones táctiles o de movimiento: un sujeto sentía en el brazo las balitas disparadas por un barco de guerra en miniatura; otro quiso tocar el picaporte de una puerta imaginaria y sufrió una descarga eléctrica. Algunos descubrían, junto a su cuerpo, el de un compañero acostado en la cama; uno incluso sentía otro cuerpo dentro del suyo. A esto se agregaban sensaciones de desdoblamiento corporal: "Mi mente era como un ovillo de lana colgando sobre mi cuerpo"; o bien "Había algo que me chupaba la mente a través de los ojos". Salidos de la habitación decían haber visto los objetos curvados, o bien que las cosas cercanas ahora parecían más grandes y aquellas lejanas más pequeñas. En todos los casos creían que la habitación se movía y que los objetos cambiaban de forma ante sus propios ojos.
Parece acertado suponer que el funcionamiento normal del cerebro depende de una reacción continua, provocada justamente por el continuo bombardeo sensorial. En un ambiente monótono, donde este bombardeo es mínimo, la actividad del cerebro degenera y rápidamente se vuelve anormal.
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