jueves, 23 de noviembre de 2006

Los increíbles perezosos de agua


"Existen unos pequeños animales muy relacionados con los artrópodos. Se denominan tardígrados u osos de agua, aunque la denominación "perezosos de agua" me parecería más adecuada. Se pueden considerar quizás primos lejanos de los insectos o anélidos con un exceso de evolución. En cualquier caso, están bien formados. ¡Nadie pondría en duda que son organismos superiores! Posiblemente más que nosotros. El que piense que el mundo está dominado por los vertebrados, que se agache y cuente los escarabajos. Los artrópodos nos superan en número de individuos, en número de especies, en permanencia evolutiva y en adaptaciones ecológicas; cuando desaparezcamos dentro de un par de millones de años (por ser optimista), las cucarachas desenterrarán nuestros fósiles. En cualquier caso, un tardígrado lleva una vida apacible en su hábitat acuático. Algunos viven en el mar o en agua dulce, pero la mayoría de ellos habita, por ejemplo, en la capa de humedad que recubre las hojas de los vegetales. En una hoja de helecho puede haber cientos de millones de ellos. Son tan ligeros que han de poseer uñas para anclarse a la superficie y evitar que el más mínimo soplo de aire los envíe a colonizar el Mundo. Las alrededor de 400 especies conocidas habitan en todas las partes de la Tierra, donde han llegado arrastradas por el viento. Los tardígrados poseen varios récords de resistencia. ¡Pueden sobrevivir a la temperatura del helio líquido (-272 ºC) y durante varias horas en agua hirviendo! Los científicos rusos afirman que los tardígrados han sobrevivido en la cubierta de los cohetes espaciales (seguro que la MIR está llena de ellos). Cuando un tardígrado ve que las cosas se ponen feas, por ejemplo, si la hoja de la que se alimenta se seca, sencillamente cruza las piernas, se rodea de una cutícula protectora y se deshidrata, entrando en un estado conocido como criptobiosis. Así pueden pasar cientos, quizás miles, de años (no podemos saberlo, puesto que sólo se conocen desde 1773). A mediados de siglo, un científico holandés añadió agua a algunos cientos de momias de tardígrados que se hallaban sobre la hoja de un helecho que llevaba seca en un estante de museo desde el siglo XVII. Los tardígrados se despertaron, estiraron las patas (se llaman parápodos) y siguieron disfrutando de la vida. Habían pasado más de 200 años esperando. Se ha sugerido que las momias de tardígrado podrían atravesar la atmósfera y, con un poco de suerte, llegar a colonizar otros mundos. Las distancias de algunos años luz les traen sin cuidado, no tienen ninguna prisa."


De "Duplícame", de Owen Wangensteen

3 comentarios:

48hs dijo...

Yo también quisiera entrar en estado de criptobiosis....

El Diablo dijo...

Sería una lástima, sin duda. Nos impediría disfrutar de tu Blog y de tu agradable compañía.

48hs dijo...

Muchas gracias diablo.

(y pensar que mi enseñanza fue católica!)