miércoles, 20 de febrero de 2008

Pneuma


Un poema escrito hace varios años.


El soplo, elástico fluir
porción inteligible
que orienta hacia su norte
la crisis del espíritu.
Brisa que hechiza al que quiere,
sucio de materia,
pulverizarse,
purificarse.
(Los filósofos romos
oreaban sus emanaciones
ondeando el peplo).
Teológicamente, la rueda
de un devenir cualquiera
apunta sus disparos
hacia aquellas cosas lábiles
que, sin embargo,
por ser tan indigestas,
rumiadas como muelas
manifiestan estrepitosamente
el alma de las habas.

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