sábado, 18 de noviembre de 2006

La miel asesina


"La otra miel, la de palma, estaba hecha reemplazando el panal por la oquedad que hacha algunas palmas. Las abejas libaban en la propia circulación de la palma, se hundían en sus corrientes para extraer la ambrosía. Pero no podían eliminar un sabor, que algunos preferían en la miel de menjunjes más que a las golosinas, como a aceite de coco, a viviente linfa clorofílica. Su terror a incorporar la impenetrabilidad, el alimento oscuro, la perdió, ay, irremisiblemente, pues cogió un tifus negro que en dos semanas la llevó a ver al canciller Nu, el victorioso, que es el primer portero del submundo de los egipcios. Las raíces de la palma se prolongan como hilos, tienen que tardar en purificar la linfa que va a ascender, pues la extensión de la palma requiere un humor ligero, muy filtrado, para que pueda trepar por dentro. Esas raíces se extienden a las tierras corrompidas, donde el humus ha permanecido ablandándose y haciéndose más rendido a la invasión de aquellos hilos que buscan su veneno. Por eso fue advertida de que cuidase de la miel de palma, muy transparente, muy ligera, pero donde sobrenadan los gérmenes del líquido corrompido."

Paradiso, José Lezama Lima

2 comentarios:

48hs dijo...

Rescate un poco confuso de un almuerzo en familia:

-Con cien colmenas le das de comer a veinte empleados.

TiTo A. dijo...

Con cien colmenas de mie de palma, hacés morir a muchos más...