
Allá por el 2002 Nohayverguenza Ediciones editó el Nº cero de Argoth, una antología de poesía de índole esotérica escrita bajo el influjo de lecturas alquímicas como Fulcanelli que produjimos artesanalmente con fotoduplicaciones, cutters y abrochadoras. Hace unos días encontré un ejemplar (pensaba que no me quedaba ninguno) y decidí publicar algunos de sus poemas. Una de las pautas del proyecto era -y sigue siendo, Argoth aún es work in progress- el anonimato; a pesar de que colaboraron seis personas, los textos son considerados como la voz de Argoth, la lengua de los pájaros. Éste es el poema que abre el librito:
El ojo cerrado del perro dormido
es el centro
de todo lo demás
el cuerpo del perro enroscado
las baldosas vainillas
sus surcos de mugre
el bar de mesas agachadas
sobre zapatos viejos
el perro dormido es lo más intenso
de su definición mejor
Lentamente las nubes se anaranjan
un tiralíneas invisible
triza el cielo con cables
El perro dormido suspira en sueños
y en su sueño
un transeúnte atraviesa
con sus pasos
un lastimero devenir
en un mundo quieto casi
que parte de un ojo
Camina las basuras
las baldosas
el bar se concreta sólido
qué bien hecho
cuánta costumbre
la mirada hosca detrás de la barra
el cartel afiche
el banderín
el auto parlante que pasa
La verdad quemante
duerme en el perro que se es
viéndolo
cruza la calle sin gobernarse
el aullido precede a la patada
y el crujido de sus costillas
sobrevive al mundo
que se diluye
2 comentarios:
Muy buen poema, y muy buena noticia la recuperación del ejemplar 0.
Salú.
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